En la década de los 60, comienza a construirse en Canfranc esta compleja obra que domina el valle y circo glaciar que se encuentra en la cara norte de Collarada, a 2.200 metros de altura.
La idea era represar las aguas del ibón de Ip, dirigir también las del ibón de Samán al ibón de Ip y conducirlas, mediante tubos de 2 metros de diámetro, salvando un desnivel de 1.000 metros, hasta la central de Ip, construida en Canfranc.
Para trasladar a los obreros que iban a construir la presa, así como la maquinaria y material necesarios, se pensó en una solución técnicamente bastante sencilla: un sistema de poleas y dos carretones que se cruzan y hacen de contrapeso en un recorrido paralelo a la tubería de presión que conduce las aguas del ibón de Ip.
Seguramente el vértigo y la inseguridad dominaban a los trabajadores en sus primeros viajes. Una vez arriba y tras recorrer una pista de 4 kilómetros, a 2100 metros de altitud, los obreros llegaban al ibón, donde además de construir la presa, se levantaron unos barracones, como almacen del material, y un grandísimo albergue, que sería el lugar de residencia, con un hospital, un comedor y otros servicios.
Cientos de obreros debían pasar varios meses en este aislado paraje. La mayoría eran delincuentes que provenían de correccionales y cárceles de toda la geografía española, tal y como sucedió en las grandes obras pirenaicas. A lo largo de esos años, decenas de personas murieron, bien trabajando, bien en reyertas.
Con los años, la presa de Ip fue la principal ocupación laboral de muchos jóvenes del valle, pero la modernización pasó factura a estas instalaciones. Se automatizó todo y los materiales para las reparaciones comenzaron a trasladarse por helicóptero. El albergue, sus servicios y, por supuesto, el carretón fueron perdiendo sentido y se fueron abandonando.
En 1997 los vagones dejaron de emplearse definitivamente,debido a la carencia de un sistema de seguridad homologado.
Durante la década del 2000, sueños de recuperar el carretón para uso turístico se fueron chocando con la realidad económica y con el monocultivo del esquí en la zona, que no permitió desarrollar otros modelos turísticos aprovechables durante todo el año, como sería el caso del carretón y el albergue construido a 2200 metros de altura.