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El Parque Natural de Redes,que comprende los concejos de Caso y Sobrescobio, se sitúa en el sector centro-oriental de la Cordillera Cantábrica, al sur de Asturias.
La Ruta del Alba es la ruta también llamada las Foces del Llaímo y se encuentra dentro de Parque natural de Redes, comienza en el pueblo de Soto, junto al lavadero, donde podemos aprovisionarnos de agua.
Un camino fácil y llano nos va llevando a través de una piscifactoría y unas praderías hasta un antiguo cargadero de mineral, tras pasar otra fuente nos acercamos a un cruce con cabañas donde acaba la pista, en un cruce con dos caminos a ambos lados.
Un poco mas allá, en las Brañas de La Vega, finaliza la pista y continuamos por un sendero más estrecho que va paralelo al torrencial río y que penetra en las foces.
A partir de aquí comienza el tramo más espectacular, encajonado entre paredes verticales de roca, con decenas de cascadas de diferentes tamaños a la vista, túneles y voladizos.
A partir de aquí comienza el tramo más espectacular, encajonado entre paredes verticales de roca, con decenas de cascadas de diferentes tamaños a la vista, túneles y voladizos.
Después la foz se ensancha, el camino pasa por un puente sobre el río, quizás el punto más vistoso del recorrido.
Las guías recomiendan afrontar esta ruta en primavera, verano y especialmente en otoño, por el colorido de la vegetación. Recorrerla en época de lluvias es también recomendable. Los saltos y las pozas adquieren otra dimensión.
En época de deshielo el agua es protagonista absoluta, pues baja impetuosamente formando cascadas y causando un proceso erosivo responsable último de la formación de la foz o desfiladero.
Sobre nuestras cabezas, en las escarpadas paredes del monte Llaímo, desafiando a la gravedad, vemos hayas colgantes, de tronco retorcido y largas raíces, que crecen en la misma roca.
Las guías recomiendan afrontar esta ruta en primavera, verano y especialmente en otoño, por el colorido de la vegetación. Recorrerla en época de lluvias es también recomendable. Los saltos y las pozas adquieren otra dimensión.
En época de deshielo el agua es protagonista absoluta, pues baja impetuosamente formando cascadas y causando un proceso erosivo responsable último de la formación de la foz o desfiladero.
Sobre nuestras cabezas, en las escarpadas paredes del monte Llaímo, desafiando a la gravedad, vemos hayas colgantes, de tronco retorcido y largas raíces, que crecen en la misma roca.
A ambos lados de la senda crecen como pueden, en fisuras y rellanos, ejemplares dispersos de haya, tejo, escuernacabras, mostajo, tilos o sauces. Abundan también los líquenes y el musgo tapizando las rocas y completando el cuadro verde del paisaje.
A lo largo del trayecto el camino cruza dos pequeños puentes de medio punto construidos en piedra caliza que apoyan sus arcos sobre las paredes de la garganta: La Pontona, primero, y el puente de La Resquiebra, después.
A lo largo del trayecto el camino cruza dos pequeños puentes de medio punto construidos en piedra caliza que apoyan sus arcos sobre las paredes de la garganta: La Pontona, primero, y el puente de La Resquiebra, después.
Y después de la ruta, toca lo mejor... ¡esto ye Asturies!