Hasta estas dos cuevas nos acercamos en el mes de abril Trillo, Maite y yo. Después de casi una hora (o más por las pérdidas...) por fin encontramos la primera cueva: La Cueva del Toro. Y es cierto que hay oro... pero el toro no lo encontramos...
La Cueva del Toro abre dos bocas al pie del acantilado que encaja la margen derecho del río Flumen, distando una de otra aproximadamente 80 metros. Su entrada norte es de reducidas dimensiones aunque progresivamente ensancha los flancos y eleva su techo, hasta llegar después de 20 metros de recorrido a una raya que conduce a la vasta sala central, a la cual acceden o desembocan las galerías de las dos puertas. La entrada sur, de dimensiones más amplias, se prolonga en una galería que a trechos hay que reptar, para tras 60 metros de recorrido acceder a la sala citada, donde se han recogido abundantes restos arqueológicos. Su techo se eleva a más de 20 metros de altura.
Combinable con Cueva de la Ártica, la cuál haremos seguida a esta...
La Cueva del Ártica se halla casi pegada a la gran escalinata que baja a la presa del Embalse de Belsué. La entrada se realiza reptando como seis metros por una gatera abierta al final de una grieta rocosa, para llegar a una sala de 12 m2. revestida con ropajes sedimentarios. Por una galería de unos 50 metros de paso llano, se dirige a un tobogán ascendente que nos conducirá a la gran sala, la cual posee falsos suelos y notables gours, predominando en ella las formas de revestimiento como estalactitas, estalagmitas coladas, capillas, etc. Desde esta sala parten varias ramificaciones terminales, si bien requieren mayor esfuerzo para transitar, pero no por ello exentas de belleza. En esta cueva encontraron en la década de los 70, una grieta que ocultaba una cueva sepulcral, donde hallaron cenizas, restos humanos y cerámica. ¿Estarían tan dotados como algunas cosas que allí dentro encontramos???...